-¡Los Reyes, los Reyes, … han
estado aquí ya, han venido dos días antes! - La oí decir mientras bajaba los
escalones atropelladamente.
Entonces cerré el grifo y subí
rápidamente sin que me viera. Cambié los juguetes de sitio y volví al cuarto de
baño. Cuando sonaron de nuevo los pasos de mi hija enredados por la escalera con su voz. Me fui detrás: -Mira, papá, ¿lo ves? … ¿Cómo? pero si estaba aquí la cocinita
hace un momento, la he visto. Te lo juro- Me lo decía, sin dar crédito a lo que acababa de descubrir, con sus
ojos, a punto de salirle de las órbitas, más que con sus palabras.
En ese instante, se paró en seco
y su sonrisa nos anticipó un gran descubrimiento: - … Esto sólo lo han podido hacer Los Reyes … entonces … Los Reyes
existen, no son los padres. Los reyes existen.
Y acabó diciendo, como para sí
misma: -Qué tonta es la Rocío, se lo tengo que contar el lunes. Estoy deseando
que llegue el lunes para contárselo.
Jesús. 25 de febrero de
2010.