jueves, 14 de marzo de 2019


LA ACARICIÉ SUAVEMENTE MIENTRAS SE DORMÍA.

Con este amargor tan extraño que tienen algunos recuerdos, regresa a mí cómo la acaricié suavemente, la última vez, mientras se dormía, la última vez que se durmió. Sonreía con esa sonrisa que me permitía inventar todo lo que me hubiera gustado que dijera en ese instante. Fue un momento como con banda sonora. El aire parecía recoger las notas con una densidad especial que tenía que ver con su temperatura. Ese aire que me envolvía y me acariciaba cálido dentro, llenándome y vaciándome rítmicamente al son de su respiración que intenté impotente retener y que, de pronto, sobre mi cara, cesó.

Jesús.