Me llega toda la paz del mundo envuelta en las notas de esta melodía y me la deja caer despacio como agua fina, muy fina, desde arriba.
Respiro esta paz con la música que me va invadiendo por dentro, que va llenando todos los huecos de mi ser.
Agradezco a la vida este momento, estos momentos que se me repiten tantas veces, haciéndome sentir pleno.
Siento esta paz en el sonido de esta música, en este aire, en esta luz que penetra todos mis poros y me inunda con él todo lo bueno que los años me han regalado: ese amanecer difuso de la calle Malasmañanas y su gente, ese árbol que desde allí se fue cargando de ramas, de frutos; las que se cayeron, las que hubo que ir talando, …
Cierro los ojos y siento que soy el aire que me envuelve, la tierra en la que mis raíces se disuelven y se funden, la luz con la que los que hacen mejor mi vida están permanentemente en mí.
Estoy aquí en mi viejo sillón con el que soy uno solo; sin ojos porque soy luz, sin pies porque soy tierra que se ahonda hasta el infinito, sin cuerpo porque soy aire.
Y agradezco a la vida este momento eterno, estos momentos que se me repiten tantas veces, haciéndome sentir pleno.
Jesús.
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