Hace treinta y tres años volvía yo a casa en el coche. Mi hija tenía unos meses y el cólico del lactante no nos dejaba dormir Después de siete horas de trabajo, en la radio me acompañaba Ramón Trecet con un programa sobre novedades musicales llegadas de fuera. Mi paternidad recién estrenada me hacía sentir en una de las etapas más placenteras de mi vida. Ese bienestar, esa serenidad en la voz de Trecet y ese sueño y cansancio extremos, me sumergían en una cierta sensación de ligereza e irrealidad profundamente dulce. Entonces, empezó a sonar "The lady of Shalott", un tema de Loreena McKennitt. Sobre el tema musical, deslizaba el presentador, en voz muy baja, la traducción de la letra. Aquel momento quedó grabado en mi ser como uno de esos pocos momentos mágicos que se producen en la vida de una persona.
Ayer oí en directo esa canción en un concierto de la artista en la Plaza de España de Sevilla. Fue muy emocionante. Fue un regalo de cumpleaños muy especial.
Jesús.
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