Mueve sus ramas un pino centenario
al son del aire que lo mece sobre mi cabeza.
Suena suave el viento entre sus ramas.
El ritmo unificador de la naturaleza
envuelve esta tarde que expira.
Suenan armónicas las voces
de unos vecinos que cenan en paz.
El canto de las aves y el ladrido lejano de los perros
añaden un remanso de vida a esta quietud silvestre.
Suena suave mi sentimiento entre las ideas.
Jesús.
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