miércoles, 31 de mayo de 2023

Junto al mar, parece tan fácil la vida...

 Estoy sentado frente al mar, viendo el mar, oyendo el mar, sintiéndome acariciado, mecido  por su brisa y por el sonido de sus olas.

Allá al fondo, el agua se desborda hacia un precipicio de cielo y bruma. Los islotes descansan  como inmensas ballenas perezosas que flotan inmóviles. Unos pocos barquitos se balancean suavemente una y otra vez, rítmicamente, con una movimiento que se repite, pero que nunca es el mismo. 

Me gusta el mar; creo que es mi medio natural. Me gusta observarlo, sentirlo, sentirme en él. Pero también me gusta ver a la gente que pasea junto a él; sin prisa, sonriente. Van caminando despacio, como contagiados de su cadencia. Unos de la mano, otros con las manos en los bolsillos. Van girando la cabeza, mirándolo de vez en cuando. No hace falta más, lo oyen, lo sienten, está en ellos, incluso en los que no lo advierten. Gente que camina sola, jóvenes con niños, personas muy mayores que parecen, al menos por un momento, reconciliadas con el mundo,... 

Junto al mar, parece tan fácil la vida...

domingo, 7 de mayo de 2023

Caballo en lienzo.

Estoy trasladando mi habitación de estudio y, entre los papeles que tenía guardados en los pliegues del tiempo y el corazón, aparece un lienzo.

En este lienzo hay pintada una cabeza de caballo. Los trazos son infantiles, aunque con una inusitada seguridad para los seis años que tenía mi hijo cuando los trazó.
Al cogerlo, reviven en mí su carrera para dármelo antes de salir de casa, sus palabras tímidas de niño: "pónselo al abuelo", la nebulosa acuosa con que la emoción acompaña esos momentos y el abrazo que nos dimos.
Cuando acaricio este lienzo ajado, mucho más por sus circunstancias que por su tiempo, tiembla en mi mano de nuevo la emoción al dejarlo dentro del ataúd de mi padre y la emoción al recogerlo, pasados los años, cuando lo sacamos para incinerarlo y despedirnos de lo que fue su cuerpo la última vez.
Al recuperarlo, se lo di a mi hijo de nuevo: "ten, es tuyo, es vuestro, ¿recuerdas?". No fue capaz de mirarlo. "Quédatelo tú, por favor"
Confío en que los años hagan su trabajo y él sea capaz de disfrutar la emoción que hoy es tan intensa que produce un dolor insoportable.