Vuelan por el aire las risas de los niños,
surca la alegría la luz de esta tarde
serena de agosto.
Por la tierra
suben y bajan descalzos
los delicados pies infantiles de mis nietos.
Una marea de alegría inocente
parece desbordar mis pulmones henchidos.
Entonces, inunda la ternura mis ojos
y los des-cansa del ajetreo de la vida.
Jesús.
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