Mientras desayuno me viene a la memoria un sueño que, de niño, tuve a diario durante años: jugaba yo con un coche de pedales y, cuando intuía el despertar, lo abrazaba con todas mis fuerzas para llevarlo conmigo al otro lado del lago. Lo intenté noche a noche, día a día, hasta que dejé de creer en el mundo de los sueños. Hoy vuelvo a hacerlo contigo, vuelvo a esperar ansioso cada noche, cada sueño, el despertar que te entregue a mis brazos aquí, al otro lado del callejón.
Ahora, recojo mis cosas, salgo del apartamento despacio y cierro la puerta con esa sensación de impotencia con que despertaba yo de aquel sueño del cochecito; con esa sensación de no saber si la noche siguiente volvería a asistir a la cita el cochecito, con la impresión de que el día no era sino un trámite, una espera insoportable hasta su llegada en los sueños.
He llegado a la estación y he subido al tren para volver con ese sentido de irrealidad que tienen siempre los viajes, con esa mezcla de impresiones deseadas y vividas; de encuentros y desencuentros.
Siempre se me han hecho más cortos los caminos de vuelta, no sé si por el temor a que termine la aventura, por el deseo de volver a la seguridad del hogar o por la lucha de ambas. Es curioso, al final siempre la lucha con la realidad, la lucha por no renunciar a nada, a nadie. Y, al final ... siempre la derrota.
Hace apenas cinco minutos que he subido a este tren de regreso y no sé si me alegro de que este camino vaya a ser más corto que el que me trajo aquí. No hay casi nadie. Va casi vacío el vagón, y los pocos que me acompañan en él parecen ignorarme.
He seguido buscando y he llegado al final, al último de los vagones. Aquí, recostado, mirando por la ventanilla, veo cómo se superpone mi imagen, estática, reflejada en el cristal con el camino que retrocede irreversible y, luego, se queda allí, quieto, lejos, sin mí.
Vuelvo a casa y los recuerdos se agolpan en mi memoria. Es de noche aún, la calle está quieta, no hay ninguna luz, sólo la luna envuelta en niebla blanquea la humedad de estas horas.
(Continuará ...)
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