miércoles, 3 de octubre de 2007

LOS VERSOS DEL CAMINANTE



I

Silencio

Anoche volví temprano
a la costumbre de tu recuerdo,
de tus ojos, de tu voz,
de algunas frases que me llevo
que no me dejan creer
que ahora no haya más que silencio.

Al recuerdo de tus ojos, de tus labios,
De esos labios que me miraban,
De esos ojos que lo decían todo.

Al hogar del amor,
al desgarro de lo roto,
al amor del hogar,...

Al hogar, hundido
con tu ausencia,
en nubes de humo y polvo.

Anoche volví temprano
a nuestra cama
y en la cama
me ahogaba el hueco
inmenso de tu recuerdo.

Jesús.



II

El hombre solo.

El aire frío de este otoño
Ha terminado de helar nuestro amor, nuestro...,
Ése en el que yo amaba por los dos.

Sí, con estos fríos
He dejado de pensar en ti,
O quizás sólo sea
Que he dejado de notar
a todas horas
Que antes
estabas siempre conmigo.

Hace frío
Y, quizás por eso,
No me entristece
todo lo que imaginé
Sentirme tan solo de ti.

Fue peor la primavera
de hace ahora unos meses;
la primavera de los demás,
de la eclosión
de los colores,
de los olores,
de la carne,
del amor de los otros.
Sí, fue peor
sentirse tan solo, contigo
tan cerca,
en la inmensidad
de los cielos de junio,
de las tardes de mayo,
de los olores de abril.

Tampoco fue mejor el dolor
del tiempo ocioso del verano,
el dolor de la carne
desnuda e inútil sin ti
y ese irse desangrando
por los fluidos del amor
tan seco sin ti, tan lejos.

Sí, este aire helado
ha deshojado
todos los árboles de mi calle,
todas las flores
que se veían desde mi ventana,
Casi todas las hojas del calendario nuestro,
Que vagan por el parque
Hace ya tanto tiempo.

No, esta soledad fría
No me resulta tan triste como pensaba.

Sólo es que ...
Me siento solo...,
Solamente.

Jesús.


III
Gracias

Había imaginado que tu cuerpo
Era el lugar donde volvía el mío,
Cansado, de estar sin ti.

Había deseado que mis brazos
Fueran los que necesitaban los tuyos,
Cansados, algunos días, de no estar conmigo.

Había visto en tu mirada
La promesa que me he hecho
Durante todos estos años para resistir.

Había tenido,
Sencillamente, la certeza de ser
Feliz el resto de los días
Que me quedan en tus ojos.

Había encontrado,
Sencillamente, a quien sería
Feliz en mis ojos:
Te había encontrado .

Jesús

IV
Hoy he salido a buscarte.

Hoy he salido a buscarte
un ramo de noches blancas
de aire y de espuma hecho,
de luz, de lluvia sin agua,
de besos y los recuerdos
de todas nuestras miradas.

Hoy he salido a buscarte
sonidos de nubes tiernas,
vuelos de aves sin nombre,
colores de tierra nueva,
de hierba recién-cortada
con olores a canela.

Hoy he salido a buscarte
silencios de la mañana,
unos latidos de viento,
de vuelos de aves sin alas,
brumas del amanecer
con gotas de una agua clara.

Hoy he salido a buscarte
la luz que meza tu pelo,
la luz que preste a tus ojos
todos los colores nuevos,
rocío de amaneceres
que me acaricie aquí dentro,

Hoy he salido a buscarte,
para querernos, la casa:
un techo, arriba, de cielo
y paredes hechas de agua.
El suelo, de aire muy limpio,
de cama, la luna blanca.


Jesús.

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