lunes, 1 de septiembre de 2025

Dolor.

Aquí, asomado al balcón de mi almohada, 

te veo respirar suave y me duele tu dolor

de esta tarde, el bocado en el pecho

el dolor que arrancaba 

la paz de tu gesto.


Aquí, asomado a la ventana de la noche

no quiero que las agujas del reloj

se claven en tu alma y desgarren tus ojos

y dejen caer ese manantial de lágrimas

que contiene el dique de tu pecho.


Que la arena del tiempo se pare,

que las estrellas y la luna sujeten 

al sol y no salga, que lo encierren en su casa.

Que la sístole y la diástole de este sueño puro

se queden sujetas para siempre en esta hora

al marcapasos que va contando los días tuyos.


Jesús.