Una luz blanca traspasa mis párpados
cerrados, vueltos al cielo.
Pesa sobre mis piernas
el suave calor de mi gato.
Me gustaría poder decir que ahora
siento cómo floto
que me siento suspendido en el aire,
pero lo cierto es que sólo estoy
sentado en una hamaca apolillada
bajo el cielo de mi casa de pueblo.
Jesús.
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