Te estoy aquí llamando:
por favor, ábreme
tu cuerpo de par en par,
aunque sea en un beso,
en un abrazo, una caricia.
Te estoy aquí llamando:
por favor, ábreme aunque sea
el calor de tu palabra, de tu sonrisa,
aunque sea la luz de tu mirada,
el vuelo de tu pelo, el roce de tu sombra.
Jesús.
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