viernes, 20 de junio de 2025

Tu piel respira conmigo

Siento que tu piel respira conmigo

cuando mi aliento te envuelve

y regresa a mi cara.

 

Siento que tu piel respira conmigo

cuando baja y se eleva

con el calor que me regalas.

 

Jesús.











sábado, 14 de junio de 2025

Escrito a lápiz en tu vida

 Quiero estar escrito

con lápiz

en tu vida.


Sabiendo

que tengo que reescribirme

para no ser borrado 

por el uso.


Manteniendo al reescribirme

los trazos del pasado

renovados,

siempre iguales

y siempre nuevos.


Quiero que me sientas

siempre

escrito con lápiz

en tu vida.


Con la suavidad

del lápiz,

con la persistencia

del lápiz.


Con la levedad

efímera

de las cosas sencillas,

con la verdad

eterna

de las cosas sencillas.


Jesús.

miércoles, 11 de junio de 2025

Anoche dormí contigo

 Anoche tenía sueño

y me eché a dormir mecido por tus palabras

que salían del teléfono para acariciar mi oído, para acariciarme.

 

Fui entrando despacio, suave, dulcemente,

en una especie de nube que lo fue envolviendo todo

poco a poco.

 

Las gaviotas me miraban desde la pared

y salieron de sus marcos para acompañar mi sueño,

que no era el mío, que era el nuestro.

 

Entre sueños te sentía tendida en nuestra cama,

tendida a todo lo largo de nuestra cama,

sonriendo desde ese espacio un tanto distante

en que te sientes tan cómoda,

tan protegida tras de tus ojos, a salvo de todo,

observadora, expectante.

 

Sonreíamos y nos acariciábamos

mirando, alternativamente,

el vuelo de las gaviotas, el vuelo de nuestras manos.

 

Después, desperté,

desperté con esa sensación de plenitud que da la belleza,

la belleza del vuelo compartido, del amor soñado tan vivido.

 

Jesús.

sábado, 7 de junio de 2025

Antonio Medina

Pasa junto a mí

Antonio con su bicicleta.

Se me queda mirando

como a cámara lenta.

Me mira con serenidad, sonriendo,

con esa serenidad con que sólo miran los muertos.


No supe decírselo antes.

No importa, me dicen sus ojos:

tú no lo sabías, pero yo siempre lo supe.


Compartimos en este instante, en esta mirada,

aquella redacción, toda mi vida,

aquella redacción en la que empezó todo.


Me mira con esa sonrisilla burlona

en la que nada es serio,

en la que todo es trascendente.


Vuelve en bicicleta Antonio,

que se fue para siempre hace ya tanto

y me mira a cámara lenta,

con esa sonrisilla burlona, 

con esa serenidad

con que sólo miran los muertos.


Jesús.








lunes, 2 de junio de 2025

Hoy me ha pasado algo II

Hoy me ha pasado algo

y me sorprende salir a la calle

y ver que el mundo no lo ha notado.


Paso ante la gente,

unos me saludan, otros me ignoran;

como siempre.


Paso ante la gente y no puedo entender  

que no vean en mí, hoy, la luz,

la luz que me rebosa, la luz que me desborda.


Y me pregunto

a cuánta gente le desborda hoy la luz

sin que yo pueda verlo.


Jesús.








viernes, 30 de mayo de 2025

Hoy ha pasado algo

Hoy me ha pasado algo

y me sorprende salir a la calle

y ver que el mundo no lo ha notado.


Paso ante la gente,

unos me saludan, otros me ignoran;

lo de siempre.


Paso ante la gente y no puedo entender  

que no vean en mí la luz,

la luz que me rebosa, que me desborda.


Jesús.


Molino de Benarosa

Tus ojos, la luz, tus labios;

tus labios, la luz, el beso...


Me besaste o te besé:

nos besamos...


El aire envolviéndolo todo,

inundándonos todo:

el color, el olor de nuestras miradas;

el color, el olor de nuestras palabras;

el calor del aire tibio dentro

llenándome de ti,

llenándome de ti hasta lo más hondo,

llenándome de ti, cálido, acogedor, pleno.


Jesús.

domingo, 25 de mayo de 2025

Mi zapatero, "El maestro música". Calle Nueva, Alcalá de Guadaíra.

Tras la puerta desvencijada y horadada, 

en una habitación hundida, 

está el Maestro Música, mi zapatero. 


La zapatería la recuerdo en silencio, 

en silencio y a oscuras, como un templo. 

La zapatería era una habitación muy pequeña

se llegaba a ella, bajando unos escalones. 


Y allí abajo, entre montones ordenados 

de zapatos, sentado con su delantal azul, 

estaba el maestro.


Veo desde la luz, desde mi juventud, 

a este hombre al que admiro tanto, 

en ese pozo de oscuridad. 


Se mezclan en mí, al verlo, 

melancolía y admiración

por cómo su mera presencia 

da vida a este pozo, convierte 

en pozo de sabiduría este agujero.


De su boca van saliendo 

palabras que yo jamás había oído:

melómano, percusión, instrumento de viento,

Bach, Mózart, director de orquesta.


Sigo oyendo en mi memoria, extasiado, 

la voz del maestro durante horas,

como aquel niño sobrecogido, 

emocionado mientras lo escuchaba hablar. 


Oyendo al Maestro, viéndolo trabajar, 

descubro el entusiasmo 

ante todo lo que está bien hecho, bien contado, 

gracias a la vida, a la tranquila pasión,

a la humanidad que rebosan 

las palabras de este hombre. 


Él no tenía el tono expansivo, 

el ritmo narrativo de Manolo el de El Barco 

esa capacidad suya de revivir las historias. 



El maestro era pequeño y menudo, 

con esa forma de silla que adquiría 

su cuerpo sobre el taburete, 

con la cabeza siempre gacha, 

mirando el trabajo mientras hablaba 

por esos ojillos pequeños. 


El Maestro, lo era en el tono íntimo, 

en el amor que te daba mientras hablaba, 

en el lirismo sencillo y tosco 

de ese hilo de voz aflautado

que salía de su pequeña humanidad.

 

Jesús.


sábado, 24 de mayo de 2025

La búsqueda.

A veces, llegas, inundando mis manos,

con la plenutud del hallazgo.


Otras, el mero intento me trae

la alegría de haberte buscado.


Se abrazan en la pantalla y el papel

pensamientos sentidos a tinta lenta,

sentimientos pensados en carne viva.


Abrasa mis horas la intuición de la forma,

calma mi sed volver a la idea.


Una noche más, regreso a la cama

con la certeza de volver a buscarte mañana.


Jesús.

El reloj de la cocina

 Un humilde bodegón mueve

las finas alas del tiempo

latiendo en la pared

de la cocina de la abuela

desde hace siglos.


Va marcando, inalterable,

el ritmo de nuestras vidas,

acompañando el devenir

de todos nuestros momentos.


Nunca fui tan feliz

como abandonado a su fluir pequeño.


La abuela ya no está, pero sigue

ahí colgado el mismo sonido

que siempre la acompañó,

que acompañó siempre a la casa.


Jesús.

jueves, 8 de mayo de 2025

Relojes derretidos

 Pasea delante de mí,

camina con las manos detrás,

lenta, muy lentamente. 


Lleva una gorra. Desentona

en él la publicidad de una gasolinera.

Se va encorvando cada vez más

su orgullosa figura,  sus enérgicos pasos. 


¿Qué busca allá, en la lejanía,

desde la acera elevada?,

una mano seria sobre los ojos,

otra tras de su espalda ajada. 


Es como si ya no temiera,

él que tanto corrió, 

ser alcanzado por el tiempo,

como si, ya sobrepasado hace mucho,

nos mirara flotando desde fuera,

con la tranquilidad de estar,

ya para siempre, a salvo de ser arrasado. 


Jesús.

Necesito que mi pluma me rescate

 Hoy he visto gestos hermosos

entre algunas personas que no conocía...

y lo necesitaba. 


Y es que hoy necesito que mi pluma rescate

lo mejor de todo esto:

no la esencia prístina, animal, de lo humano;

no, hay mucho dolor ahí, mucho egoísmo,

algo muy feo. 


Necesito que rescate mi pluma...

que rescate un instante noble, 

inocentemente noble, ingenuamente noble

que me devuelva a ese centro

desde el que casi todo es hermoso. 


Después de cerrar el periódico, de leer 

algunos comentarios feos de gente anónima

en mi teléfono móvil, de ver

pandillas de niños tratándose como animales,

necesito confiar en los gestos sencillos

de personas que no aspiran a ser 

heroicamenre distintas, egoístamente indistintas. 


Jesús.

Aquel beso

 Ayer, mi mujer y yo nos besamos

mientras íbamos por la calle.

Fue un beso sencillo, espontáneo, en la mejilla. 


Alguien que se cruzó con nosotros

nos sonrió y nos dijo: "gracias".

Fue un gesto raro, raro y hermoso

el de este hombre al que no conocíamos. 


A veces, no es necesario encontrar explicación,

sólo dejarse abrazar por las cosas hermosas

que nos viven en la calle una mañana cualquiera.



Jesús.

El tiempo.

 Pasea delante de mí,

camina con las manos detrás,

lenta, muy lentamente. 


Lleva una gorra, desentona

en él, la publicidad de una gasolinera.

Se va encorvando cada vez más

su otrora orgullosa figura, 

sus enérgicos pasos. 


¿Qué busca allá, en la lejanía,

desde la acera elevada?,

una mano seria sobre los ojos,

otra tras de su espalda ajada. 


Es como si ya no temiera,

él que tanto corrió, 

ser alcanzado por el tiempo,

como si, ya sobrepasado hace mucho,

nos mirara flotando desde fuera,

con la tranquilidad de estar,

ya para siempre, a salvo. 


Jesús.

domingo, 27 de abril de 2025

Arahal

 Arahal,

cruce de caminos

entre cielos y olivos.


Jesús.

Momentos. 

Una luz blanca traspasa mis párpados

cerrados, vueltos al cielo. 


Pesa sobre mis piernas 

el suave calor de mi gato. 


Me gustaría poder decir que ahora

siento cómo floto

que me siento suspendido en el aire,

pero lo cierto es que sólo estoy

sentado en una hamaca apolillada

bajo el cielo de mi casa de pueblo. 


Jesús.








sábado, 26 de abril de 2025

Gato Noam 

La luna ofrece un manto blanco

en la caída de la noche

al último maullido de mi gato. 


Se va tras él, diluido en un aire eterno

que sentiremos siempre cerca,

siempre dentro. 


Sé que debe pasar un tiempo

para poder modelar adecuadamente

un dolor tan intenso con las palabras,

pero hoy era demasiado evidente

esa llamada al infinito

como para ignorarla. 


O quizás sólo sea 

mi necesidad de desahogo

la que es, ahora, demasiado grande.



Jesús

 Una caricia tuya, bastará para sanarme. 

Y entonces sentí 

una furtiva caricia tuya. 


No era una tarde cualquiera, 


dejó de serlo

en aquel precioso instante. 


Jesús.


viernes, 18 de abril de 2025

 Qué solos nos dejan los muertos

Aquí, cogido de tu mano, 

en la cama, aún tibia,

te siento patir y me veo,

impotente, 

entre mi sombra y tu cuerpo. 


Me siento solo

en medio de los otros. 


Siento el sinsentido de mi vida,

el sinsentido de la vida. 


Me siento extraño

en un mundo sin ti. 


Aquí, cogido de tu mano,

en la cama, aún tibia,

te siento partir y me veo,

impotente,

ante tanta soledad. 


Jesús.





















Mi vieja caravana

 Veo mi vieja caravana y me recuerda

que hubo un tiempo en que yo apenas tenía

nada, o casi nada,

es decir, lo suficiente para ser feliz.


Veo mi vieja caravana y me recuerda

ríos, montañas, pinos, playas,

paseos en bicicleta por la arena virgen

de infancias que para mí serán siempre eternas. 


En sus literas, aún duermen conmigo mis hijos 

señalando la luna reflejada en el agua.

Aún oigo los cuentos inventados 

a la luz de unas pizzas bajo las estrellas. 


A la sombra de un pino ya deshecho

nos protegió del sol, del agua, del viento 

alojó nuestro descanso y 

cobijó nuestro amor. 


Veo mi vieja caravana y siento

toda la ternura con la que me mira.

Desde sus ejes gastados, desde su avance ajado,

resbala una gota de rocío por los cristales

que un día fueron brillantes, que el tiempo ha opacado. 


Jesús.


El mismo poema de siempre. 

He intentado escribir un nuevo poema,

y me ha salido

el mismo poema de siempre. 


Otros quizás no lo lean, 

pero yo veo 

tras las mismas ideas, tras los mismos latidos

sólo palabras desordenadas. 


En ocasiones, es cierto,

late en la mano una emoción,

Ilumina una idea al papel

y llega entonces la tinta 

para fundirlas justo a tiempo. 


He intentado escribir un nuevo poema

en vano otra vez, y es que, 

acaso,  éste no llegue porque no sea

este hermoso oficio de ordenar, 

con las palabras, las cosas

más que el juego de probar, una y otra vez, 

de probar a ordenarlas.


Jesús.









sábado, 12 de abril de 2025

Tu primer café

Como casi siempre que me llega

esta vaharada de café humeante 

que la cocina ahora me regala, 


se mete dentro de mí con ella 

la emoción que me produce

revivir aquella tímida sonrisa infantil

con la que me traías, ofrenda humilde,

tu primer intento de hacerlo.



Jesús.


viernes, 11 de abril de 2025

Me siento dividido en dos. La península de las casas vacías.

 Un mundo se destruye entre mis manos

en las páginas que se deslizan por mis dedos.

Mientras, ante mis ojos,

la luz de la primavera brilla

en las hojas de un olivo casi reciennacido. 


Me siento dividido en dos:

sufro impotente ante las letras que corren

despavoridas entre cadáveres familiares;

me diluyo en la brisa suave que danza

con los brotes tiernos de este aceite prometido. 


Me levanto abrazado a unos personajes

que me conmueven con su dolor

y paseo con ellos por este modesto paraíso,

como si quisiera recompensarlos

con este regalo que el instante me ofrece. 


Jesús.

martes, 8 de abril de 2025

 Un día luminoso. "The lady of Shalott"

 Un día luminoso. "The lady of Shalott". 


                                               A Loreena McKennitt, 

                                               a Ramón Trecet,

                                               a mi hija recién nacida.



La luz de un medio día luminoso

de invierno, después del trabajo;

la paz del reencuentro

con el bebé que,

sólo unas semanas antes,

me hizo padre, sabio en amores.


Entonces, arrebujada 

con la danza suave de las curvas,

en la radio, la voz lenta y profunda 

de Ramón fundida con la magia

de Loreena y su canción. 


Pocas veces la luz del sonido

me llegó tan dentro. 


Jesús.

lunes, 7 de abril de 2025

Hijo de la noche

No sé si fui hijo del amor,

hijo del deseo de tener un hijo,... 


O si sólo fui hijo del deseo, 

del deseo de tener un orgasmo. 


Pero, ante esta duda, me gusta soñar 

que fui hijo de algo hermoso. 


Jesús.


jueves, 3 de abril de 2025

Te estoy aquí llamando

 Te estoy aquí llamando:

por favor, ábreme

tu cuerpo de par en par,

aunque sea en un beso, 

en un abrazo, una caricia. 


Te estoy aquí llamando:

por favor, ábreme aunque sea

el calor de tu palabra, de tu sonrisa,

aunque sea la luz de tu mirada,

el vuelo de tu pelo, el roce de tu sombra. 


Jesús.

Algunos fueron hijos del amor

 Algunos fueron hijos del amor,

algunos fueron hijos del deseo

de tener un hijo,... 


Otros sólo fueron hijos del deseo

de tener un orgasmo,

pero, ante la duda,

es bonito soñar que fuimos hijos

de algo hermoso. 


Jesús.

El otro yo que escribe. 

¿Quién es el yo que escribe

con mi mano, con mis ojos,

robándome las palabras? 


No es el que compra el pan

por la mañana temprano,

ni el que bromea con mi mujer

o juega divertido con mis nietos. 


No es, desde luego, 

quien se huelga haciendo deporte,

quien sobrevuela en las charlas de café

o se acuesta intrascendente con la radio. 


¿Quién es el yo que escibe,

ése al que le doy, cada día un rato, 

el teclado para que no tome mi voz? 


Jesús.

miércoles, 2 de abril de 2025

 Cruce de caminos

A veces,

cuando se cruzan dos líneas

en el espacio o en el tiempo,

se producen momentos mágicos. 


Jesús.


Versos de caminante

 Caminante, 

no es fácil el camino, a veces. 


A veces, estoy desorientado,

no entiendo las señales

y no encuentro las que quiero dar. 


A veces se empina, se bifurca

y no sé bien qué me trajo aquí

ni hacia dónde debo ir. 


Pero, entonces, una palabra,

una caricia, una sonrisa

lo iluminan y ayudan a continuar. 


Y es que quizás, como dijo aquel,

no haya camino que buscar, quizás

sólo se trate de andar. 


Y, en el andar, es cierto, basta

un soplo de brisa un día, la luz del sol,

aquella sonrisa, aquella caricia, aquella voz... 


Jesús

martes, 1 de abril de 2025

Melenara, Telde.

 Me trajo a ti la vida.

El trabajo, el azar,... la vida. 


Me ancló aquí el mar.

Cientos de amaneceres en chándal

antes de ir a trabajar,

cientos de cafés ante las olas,

paseos a cientos; lecturas, en mi roca,

... 


Todas esas cosas me anclaron a ti,...

la vida me ancló a ti. 


Y la pureza de sentir

que aquella ingenuidad me regaló

en una tarde de viernes con amigos,

en una mañana de domingo y mar,

en una noche que me creí Dios,

... 


Esas cosas, todas esas cosas 

me devuelven, a veces, a ti 


Cuando miro a mi hija,

hija de todo aquello, hija de allí,

a mi hija, hija también de ti,

revivo tus amaneceres, mis paseos, 

mis lecturas, aquellos cafés,... 


Revivo amigos, revivo domingos y,

un poco, revive Dios en mí. 


Jesús.









domingo, 30 de marzo de 2025

La magia, a veces

 A  veces,

cuando se cruzan dos líneas

en el espacio o en el tiempo

se produce, fugazmente, la magia.


Jesús.

Luna fría, indiferente

 Y sigue ahí la luna, indiferente,

desafiándome de nuevo,

desafiándome a un nuevo verso,

uno que descubra, al fin, su esencia,

que descubra la razón de su frialdad infinita,

una esencia que tal vez no exista,

una razón que tal vez no haya. 


Jesús.

El olor de una hoja de naranjo

 Y el olor de la hoja

de un naranjo en la calle,

me devuelve esta felicidad

doblada entre mis dedos

que yo creía perdida.



Jesús.

Santiago de Compostela

En la parte alta de la ciudad,

un antiguo monasterio y su cementerio,

un enorme prado entre sus muros 

se transforma en jardín allá a lo lejos. 


Cuánta paciencia trajo el mundo hasta aquí, 

cuánta humildad inconsciente,

lluvia a lluvia, sol a sol, 

trajo estos prados hasta hoy. 


Cuántos años depositando 

una piedra sobre otra piedra

para esta emoción mía presente. 


Imensidad de silencio, de piedras, de años:

la soledad, aquí, me hace sentir

la pequeñez humilde de nuestras vidas particulares.



Jesús.

Veo mis dedos danzando

 Veo mis dedos danzando ágiles,

de letra en letra, modelando

el ritmo de mis emociones. 


Mis dedos saltarines

se vuelven voluptuosos cuando

hacen bailar mis sentimientos 


Jesús.


Desayuno

Este olor a café 

de la mañana,

el calor de esta hogaza de pan, 


este despertar del

sentirse vivo cada día, 


justifica, a veces,

el dolor de las manos y

el sudor de la frente. 


Jesús.

A mi mujer

 A mi mujer,

a sus ojos, a sus oídos,

que me recuerdan cada día

la importancia de estar vivo. 


Jesús

A mis padres, a mis hijos...

 A mis padres,

que siguieron en mí

el largo viaje de los tiempos. 


A mis hijos,

que me permitieron cumplir

mi compromiso con la vida. 


Jesús.

El túnel del tiempo

Cómo ver en ruinas esta casa,

estos techos deshechos

sobre la cama en que nací, 


si sigue la higuera en el centro del patio

en el que me vio la luz por primera vez. 


Cómo ver en ruinas esta casa

que me sigue regalando 

el calor y el olor del primer día. 


Jesús.

jueves, 27 de marzo de 2025

Inmortalidad

Y esa necesidad de inventarse,

hoy de nuevo,

una suerte de inmortalidad,

como cada día, para resistir. 


Jesús.

miércoles, 26 de marzo de 2025

Idea esencial

La marea de las palabras,

el vaivén de acentos y sílabas

mece y adormece mi sentido. 


La luz, ¿dónde se fue?

¿Tras de qué ola se escondió el sol? 


Vuelve, esencia, idea pura,

sentido último y primero, 

razón por la que escribo. 


Jesús.

lunes, 24 de marzo de 2025

Una semana de vacaciones cualquiera. 

Y pasea por mí 
esta vida plácida, como prestada,
este ir y venir que podría hacer cualquiera,
un deambular sin compromiso
que hace un yo que no es yo,
y que podría no hacerlo. 

Y pasea por mí
este placer que se sabe efímero,
que se sabe placer por efímero. 

Jesús.

sábado, 22 de marzo de 2025

Anoche, hicimos el amor.

 Anoche, hicimos el amor

y una tormenta inmensa

arrasó nuestro refugio en el campo. 


Paredes en el suelo,  socavones 

por los que se nos escapaba el alma. 


Entonces, 

nos miramos, sintiendo, 

allí en medio,

que hacíamos el amor con las manos cogidas. 


Jesús.